El gel de ducha lo usamos una vez al día, aunque, si la piel responde positivamente, podremos intercalarlo con un gel muy suave pero no tan específico y usarlo 3-4 veces por semana.
Debemos extenderlo sobre toda la piel con suavidad, llegando a todos los rincones y presionando con cuidado. Aclaramos con agua en la ducha y secamos la piel lo más delicadamente posible.
A continuación, una vez secos, extendemos una generosa cantidad de loción por todo el cuerpo y la repartimos con un masaje, haciendo especial hincapié en las zonas más dañadas o donde suelan darse con más frecuencia los brotes.
Repetimos a diario. En caso de estar mucho mejor, podemos alternar, es decir: cuando usemos el Nesira Gel Pieles Atópicas 750 ml aplicamos una loción más estándar, no tan específica y, cuando usemos un gel suave, utilizaremos la Nesira Loción Pieles Atópicas 400 ml.
Si vemos que retornan los brotes, pues volvemos a usar ambos productos a diario. Normalmente, con el paso de los meses, veremos que podemos espaciar cada vez más su uso y llegar a usar un gel de baño y una loción no específica para la piel atópica (no en todos los casos, claro, cada historia de la piel es única).